Buenos días:
Hoy comenzamos esta nueva forma de comunicarnos que nos permite “Latidos”,
y que viene a sumarse a los encuentros anteriores que de diversas formas hemos intentado
con nuestra gente de Larroque, en este camino de reflexión ambiental que
emprendimos hace ya unos cinco años.
¿Por qué reflexión?... Porque esto es lo que queremos hacer: reflexionar,
volver a considerar detenidamente las cosas, pensarnos a nosotros mismos y
hacerlo en conjunto, mirarnos a los ojos en el espejo de la realidad,
reconocernos, ayudarnos a entender, buscar esos saberes tradicionales y nuevos
que están detrás de las apariencias y que el vértigo de la modernidad muchas
veces no nos permite ver. A esto apuntaron los cursos, las charlas, los debates
que hemos realizado con quienes consideramos verdaderos maestros en el difícil
arte de la reflexión profunda. Esta es la razón de que propongamos una Escuela
de Pensamiento Ambiental, porque creemos en la educación como forma de
descubrir y alcanzar entre todos los valores más elevados, más humanos.
¿Por qué ambiental?... Porque creemos que somos ambiente, nos sentimos
parte de la naturaleza, queremos entenderla como “aquello que somos” y no “aquello
que nos rodea”. Con el entorno tenemos una relación de uso, extraemos de él lo
que necesitamos y arrojamos allí los desperdicios; con el ambiente que somos,
tendremos una relación de cuidado, de responsabilidad, de preocupación por su
salud, por su sustentabilidad.
¿Por qué Mingaché?... Quienes nos conocen ya lo saben, a los demás les
contamos que aquí se conjugaron distintos acontecimientos de nuestra corta
historia: en mapas antiguos de la región, como el que se encuentra en nuestro Juzgado
de Paz, aparece un arroyo con el nombre de Mingaché que, creemos, puede ser el
que conocemos popularmente como del Pichuleo, o Cuenca sur; Juan José Rossi,
uno de los primeros maestros con quien tuvimos un encuentro para hablar sobre
la relación de los pueblos originarios con la naturaleza, nos dijo que era muy
probable que la palabra tuviera un significado de “reunión de gente con el
objetivo de construir en común algo importante” y por supuesto que nos pareció
muy adecuado, ya que reflejaba lo que estábamos haciendo y pretendíamos lograr.
Caminamos alguna vez los primeros tramos de su recorrido y en la misma sintonía
propusimos en sucesivas oportunidades el “Despertando Sueños”, con Tirso
Fiorotto, con Daniel Verseñassi, con Adolfo Boy, con Jorge Rulli, con Carlos
Galano, Horacio Claret y el Quique Pessoa con quien nos comunicaremos en unos instantes si la
tecnología lo permite.
¿Por qué Tierra que Anda?... La expresión se la robamos a Don Ata, él rescata
un proverbio Kolla, “El hombre es tierra que anda”, y como era su costumbre, llena
de sentido y vida a la frase que cita en un libro del mismo nombre. “Todos y cada uno, dice Atahualpa refiriéndose
a los Kollas, alientan la suprema esperanza: ¡Sentir suya la tierra en que
nacieron! ¡Mirar en paz, con ojos amigos y corazón sereno, las piedras
milenarias y las arenas altas que guardan las huacas donde duermen los abuelos,
donde vagan libremente los escasos rebaños de vicuñas y guanacos, donde florece
el cebadal azul, donde se mece tímida la esbelta quínoa, donde el pajonal hace
nacer un canto, donde, a veces, la piedra deja un lugar para la buena siembra!”
“Más que una conciencia de patria, dice Atahualpa, el indio tiene un instinto
de tierra. Para el runa, señor de las cumbres, no existe otra magia que la voz
de los vientos, que el nubarrón indeciso, que el remolino inútil, que el
río sorprendente y caprichoso… El hombre es tierra que anda”. Hermoso relato
que nos habla de este estar en la tierra, de ese estar bien, del que nos
hablara el profesor Carlos Galano en una de sus visitas y con el quenos
sentimos identificados.
“…Yupanqui citaba en quechua: runa allpakamaska… Jaime Dávalos decía:
soy una astilla de tierra que vuelve, hacia su antigua raíz mineral. A mi
entender, nos dice el teólogo latinoamericano Claudio Cruces, estos dos
filósofos poetas han hecho la mejor interpretación del génesis… El hombre es
polvo, tierra que camina y vuelve hacia su raíz mineral… Estas palabras, al
menos a mí”, sigue diciendo Cruces, “me llevan a una doble reflexión: Uno, la
humildad del ser… El hombre es polvo que vuelve al polvo.
El varón y la mujer, el rico y el pobre, el musulmán, el judío, el cristiano. El negro y el blanco. Todos tienen el mismo origen. Todos son polvo, tierra que anda.
Y dos, la Pachamama: Qué poca importancia se le da a la tierra. Fuimos tomados de la tierra, somos hijos de la tierra y pocos se preocupan por ella… Por obtener más ganancias enferman a nuestra madre, empeñan nuestro futuro, lo destruyen.
La naturaleza gime esperando ser redimida por los hijos de Dios. Tenemos una obligación ecológica ineludible. Si la tierra gime, el hombre gime, porque el hombre es tierra que anda”, reitera Cruces.
El varón y la mujer, el rico y el pobre, el musulmán, el judío, el cristiano. El negro y el blanco. Todos tienen el mismo origen. Todos son polvo, tierra que anda.
Y dos, la Pachamama: Qué poca importancia se le da a la tierra. Fuimos tomados de la tierra, somos hijos de la tierra y pocos se preocupan por ella… Por obtener más ganancias enferman a nuestra madre, empeñan nuestro futuro, lo destruyen.
La naturaleza gime esperando ser redimida por los hijos de Dios. Tenemos una obligación ecológica ineludible. Si la tierra gime, el hombre gime, porque el hombre es tierra que anda”, reitera Cruces.
Bien, aquí estamos, esto somos, esperamos poder aportar cada jueves una
semilla pequeña pero plena de vida y potencialidades, una semilla de
pensamiento diverso, reflexivo, abierto al diálogo de saberes, ambiental,
comunitario, una semilla que crezca con el agua necesaria de la participación
de ustedes quienes tengan la amabilidad de escucharnos.
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