Aclaración


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martes, 2 de julio de 2013

EDITORIAL DE HORIZONTE SUR DEL SÁBADO 29 DE JUNIO DE 2013 A LAS 9 HORAS EN LA AM 690


Muchas veces nos hemos preguntado ¿cómo se sale de un régimen presuntamente progresista y profundamente reaccionario, como el que sufrimos actualmente? ¿Cómo se sale de un gobierno que ha hecho lo imposible durante diez años para que no queden fuerzas políticas organizadas a su izquierda; cómo se sale de un gobierno que asistencializa compulsivamente a la pobreza y que, ha convertido los actos electorales en un circo escandaloso?
¿Cómo se sale de un gobierno que, de manera sistemática, fragmenta toda oposición  política gracias a la cooptación de dirigentes y a una gigantesca labor de los servicios de la
inteligencia del Estado? Aún más todavía, nos preguntamos ¿cómo se sale de un Gobierno que conforma y constituye la oposición partidaria a su propia imagen  y semejanza?
Muchas veces nos preguntamos, asimismo, ¿cómo se sale de un gobierno que mientras respalda la nueva mega oligarquía ligada a la sojización y a los Agronegocios, para que proyecte los destinos de la Argentina de los próximos decenios, tiene miles de jóvenes
que inspirados de manera superficial en los años setenta e imbuidos de discursos anticuados contra la presunta oligarquía vacuna y las dirigencias agrarias, hacen trabajo social en las villas, respaldan microemprendedores, generan ferias de artesanos en las plazas y alimentan de manera constante, la ilusoria realidad de vivir bajo un gobierno nacional y popular…?
¿Cómo se sale  de un gobierno que aunque se esfuerce en no mencionar a Perón, insiste en identificarse con las banderas genéricas del Peronismo y particularmente con la llamada tendencia revolucionaria de los años setenta, pese a que es notorio que el grueso de sus cuadros provienen del menemismo, del antiguo partido comunista o aun de la UCD, que lideraba el Ingeniero Alzogaray…?
 
También nos hemos preguntado reiteradamente a lo largo de los años en este programa Horizonte Sur ¿Cómo se vuelve a construir
una mística de lucha para cambiar a una Sociedad injusta, y cómo hacer para volver juntos como Pueblo a construir un futuro común, cuando muchas de esas consignas y de aquellos discursos, han sido apropiados por una dirigencia sin escrúpulos,
caracterizada por un pasado de izquierda y por un presente de insaciable necesidad de Poder?  ¿Cómo se retoma el curso de la
historia y de los procesos de lucha del pueblo argentino, cuando todo el esfuerzo del Estado está puesto en tergiversar la historia inmediata y peor aún todavía, en desnaturalizarla y conducir todas esas energías hacia los propios y espurios intereses de una pandilla que pretende permanecer en el Gobierno indefinidamente? Si acaso nos formamos como militantes o como cuadros  políticos para enfrentar a sectores de derechas o a dictaduras militares y en defensa de la constitución nacional violentada
o de nuestros derechos civiles conculcados, cómo hacemos ahora para retomar la resistencia y las luchas revolucionarias, cuando lo que tenemos en el Poder son discursos de izquierda y presunto Peronismo, cuando la defensa de los derechos humanos son la innoble cobertura de las políticas de nueva colonialidad, y cuando la entrega de nuestra Soberanía Nacional y la postergación indefinida de los justos reclamos de justicia, son justificados en nombre de un posibilismo y de un minimalismo que se sostiene en obscenos fundamentalismos de la coyuntura…
 
No pretendemos ni por asomo ser los primeros en vivir las tragedias que producen los monstruos de la racionalidad revolucionaria y las espantosas resacas de haber pretendido tomar el cielo por asalto. De jóvenes leímos y nos conmovimos con La flecha en el azul de Arthur Koestler y también, con otros de sus libros; más tarde supimos del PRI en México y vimos la Revolución congelada de Raymundo Gleyzer, donde muchos de nuestros antiguos amigos aprendieron más tarde, durante su exilio, la alquimia de transformar el oro en barro y hacer de los ideales de ayer los negocios del presente….  Pero, por supuesto, la tragedia de otros no
nos consuela y los sueños devenidos pesadillas al decir de Galeano, desvelan nuestros días… Siguen abiertas nuestras venas, ahora bajo discursos progresistas… Nos seguimos interrogando frente al espejo roto de una esquizofrenia que se agudiza cada vez que ponemos los canales oficiales… Somos parte de una generación rota, de una generación de traidores y de renegados, de hombres y mujeres cansados que decidieron archivar sus ideales y vivir la vida tal como se la vendieron en los shoping y en los supermercados del neoliberalismo… Sí, todo eso es verdad, pero… ¿y los que velamos armas como en los viejos tiempos, qué hacemos? Los que todavía persistimos en andar caminos con corazón y no necesitamos del viagra de la narcopolítica, los que aún pretendemos mantener la lucidez y los sueños de antaño ¿qué hacemos? Los que no buscamos consuelos ni edulcorantes ¿dónde ponemos el esfuerzo para cambiar el  mundo…? 
 
No deje de escucharnos hoy, vamos a dialogar sobre el levantamiento joven en el cercano  pueblo hermano de Brasil… donde los jóvenes libertarios del Movimiento Pase libre, parecen haber hallado un modo de patear el tablero del sistema y de ese modo evitar entramparse en  los simulacros progresistas. Tal vez nos están señalando un camino de esperanzas para retomar una historia    interrumpida.  No permitamos entonces, que la conspiración mediática nos oculte la importancia de esas luchas que, son mucho más peligrosas en la medida en que no se proponen tomar el poder, tal como alguna vez lo intentara nuestra generación… Ellos, los jóvenes alternativos y libertarios, son en cierta medida, el resultado de nuestros fracasos como generación, pero también son probablemente el modo de resolver aquellos fracasos, de resolverlos en una perspectiva histórica que nos permita salir a los latinoamericanos del “bucle” histórico en que nos hallamos, en que el timón ha quedado en manos de un progresismo reaccionario, y retomar la historia cuyo rumbo hace ya mucho extraviamos…
 
Jorge
E. Rulli

sábado, 8 de junio de 2013

Saludo a los PERIODISTAS en su día

Aquí la versión completa del genial texto de Tirso

Cumpas: hoy amanecí con un correo que me saluda por el Día del Periodista.
Agradezco este mensaje gremial y saludo, a vuelta de correo, a todos los colegas que con enorme esfuerzo y sin reconocimientos cumplen su oficio de modo honrado, estudiando, seleccionando los temas con responsabilidad, buscando los resquicios para dar a conocer lo que el poder político o económico, político - económico, desean ocultar por todos los medios.
Verán que me inclino ante los amigos de la JAPL y me extiendo a otros colegas.
Los periodistas debemos hacernos un lugar para la reflexión, el conocimiento, el estudio, para dejar que los conocimientos afloren sin presiones, y lo digo porque vivimos muy apretados por las circunstancias, bajo estructuras mafiosas, y también apretados por los cierres, por el apuro, y así solemos ofrecer cositas ni siquiera corregidas, y a veces tan ligeras que sería preferible callar. No lo negaré.
Y bueno, en esta observación está nuestro derecho a trabajar no sólo con todas las de la ley sino además con una serenidad de base, cuando de periodismo de interpretación y explicación se trata.
Hay numerosas orientaciones en este bello oficio. En cada rubro se encuentran personas con dignidad.
Deseo detenerme hoy en la que le hace cosquillas al poder económico, al poder político, al poder corporativo, que muchas veces son un solo poder en connivencia aunque parezcan incluso enemistados. Todo por arribita nomás, ya sabemos.
Saludo entonces en este día a los colegas de los pueblos pequeños que deben hacer malabares para ejercer el oficio y seguir viviendo allí, y que aprovechan las rendijas que se le escapan al poder económico y político corrupto al mango, las aprovechan para sostenerse en la dignidad, comprometidos con la búsqueda de la verdad y seguros de que la libertad no se negocia. Por trillado que aparezca, compañeros, es así, no se negocia.
Quizá no sean mayoría, no importa, están allí y muchas veces no se dimensionan ni se consideran las tensiones internas de cada cual. Por eso no opinamos de cada cual, porque en el fondo no sabemos cuánto lucha cada uno por la dignidad, y suponemos que son más de los que imaginamos los que dan su batalla íntima en cada jornada.
Y los saludamos porque sabemos de esos esfuerzos, mientras algunos con pretensión de “representantes” buscan el modo de congraciarse con el poder en este Día, con el poder mafioso, aplaudiendo leyecitas que son como aspirinas ante el cáncer, engañapichanga, tratando de sonreírle a un poder que nos ataca por todos los flancos.
¿A quién representan más que a los funcionarios de turno, o al poder oligarca enquistado en los grandes medios de alcance?
Jamás el periodismo puede ser representado por chupamedias del poder de turno, ni lo piensen, no pierdan tiempo.
Los engranajes del régimen falaz no son más que eso. Y los periodistas que cada día se levantan pensando cuántas presiones deberán soportar en la jornada de trabajo, tienen que soportar también que pretendidos “representantes” les bajen línea, les digan que tienen que estar agradecidos, en síntesis: nos tomen el pelo.
Con amigos así...

Saludo a los que tienen actitud, a los que luchan por los caminos de la independencia, a los que se saben cruzados por los valores en cada noticia, cada nota, cada título, cada párrafo; a los que quizá no puedan decir algo hoy pero le pasarán el dato al amigo, o buscarán otro medio donde desarrollar su trabajo; a los que no se resignan a callarse la boca ante la podredumbre de presidentes, vicepresidentes, ministros, titulares de corporaciones, ultra corruptos y ultra ricachones, que roban por todas las vías a su alcance y, como práctica habitual, cuando se enfrentan con vecinos que los denuncian, buscan destruir lo poco que queda de justicia, de república, para poner las instituciones a su servicio, al servicio de la impunidad. Eso en la Argentina y en Entre Ríos por igual.
Los saludo porque en esa resistencia diaria pierden dinero, pierden tiempo, pierden posibilidades de “ascenso”, y muchas veces son incomprendidos. (Nada los iguala más a los antiguos pueblos del AbyaYala y a su digna pobreza).
¡Salud, compañeros periodistas de la Junta Americana! ¡Salud, periodistas de Santa Elena, de Concordia, de Ibicuy, de Villaguay! ¡Salud, periodistas de Paraná, de Concepción, de Gualeguaychú, de Larroque mi pueblo, de María Grande, de Colonia Avellaneda, de Chajarí, de Federal, de cada pueblo nuestro y se me escapan doscientos! ¡Salud los que resisten de una punta a la otra de este territorio maravilloso!

Está el robo personal, el robo para el partido, el soborno en la relación promiscua con las grandes multinacionales del dinero, de la minería, del petróleo, de las exportaciones, del comercio minorista a escala, de la industria de ensamblaje; el robo con la patria contratista, robo impresionante por estos pagos; todo ello en la Argentina y en Entre Ríos, a un punto que da asco, y quedan periodistas con preparación integral para conocer y denunciar este estado de cosas que es calamitoso, y del que se valen los grupos de poder para hacer de nuestro territorio una cancha de negocios sucios a gran escala, mientras se hacina a las familias o se las expulsa.
Entre Ríos, patria del destierro, de los pueblos fantasmas, país de las taperas, del trabajo precario, hoy país arrodillado ante el poder central metropolitano ultra corrupto a todas luces, corrupto y soberbio, ricachón y gritón, y arrodillado ante los pooles de la especulación que se pasean como Pancho por su casa porque son jefes del poder político, es decir: los “gobernantes” son sus felpudos.
Los periodistas nos encontramos con la altísima responsabilidad de conocer el estado de cosas, de saber del grado de sumisión del capitalismo entrerriano que agobia a las familias hasta expulsarlas. ¡Qué alto compromiso nos depara el oficio!
Saludo a todos esos colegas que no se arrodillan, que ven los modos de dársela al poder oligarca, banquero, terrateniente, darle el hondazo, tarde o temprano, sea a la oligarquía enquistada en el gobierno (bajo camuflajes diversos, ayer y hoy) como en las corporaciones y los trust y las sociedades anónimas que son los titiriteros de estos títeres llamados ministros, gobernadores, secretarios.
Saludo a las chicas y los muchachos de las FM, las revistas, las cooperativas, las páginas digitales, me inclino ante los que se plantan aunque quizá nadie los considere, nadie los aplauda ni los tenga en cuenta en las bancas de las pretendidas academias de periodismo.
Compañeros, no están solos. Esa soledad aparente es un resguardo de una unidad profunda que no necesitamos que se exprese a diario pero está, la sentimos en el corazón.
Saludo a los jóvenes y no tan jóvenes de algunos espacios en los diarios de gran alcance o los chicos, en la televisión, todos con enorme sentido de la responsabilidad. Saludo a los viejos que están sin trabajo porque no tranzaron, me saco el sombrero señoras, señores. Ellos cuando dicen Walsh no se cagan en Walsh. No manosean a los maestros.
Los saludo, y a la vez los invito a no esperar reconocimientos sino desprecios en sectores de poder; cuando haya algún reconocimiento desde esos sectores hay que estar atentos porque por ahora no hay visos de arrepentimientos o cambios, de modo que nada tenemos que esperar ni aceptar de ellos.
No nos engañemos: cuando llega la hora, el poder busca a los que saben sobar las patas.
Saludo con orgullo a los colegas que estudian, a esas chicas y a esos muchachos que si tienen que leerse dos libros para una sola columna lo leen, si tienen que buscar cinco testimonios los buscan; saludo a los que se están formando en la calle o en la universidad y lo hacen con el corazón, sabiendo la altísima responsabilidad que les espera, pero además con humildad, conscientes de los límites de su oficio, de manera que serán respetuosos luego a la hora de dar espacios a los que han pensado, estudiado, a los que han hecho un camino, personas a las que recurriremos solos, sin que la fama y el ruido nos llame, sin que las chapas nos encandilen.

Saludo a los que siguen los temas, no aceptan desvíos o cajoneos, a los que cambian sus agendas para dar espacio a otros, a los que no se limitan a una estrecha agenda y están dispuestos a abrirse incluso a aquellos que no les caen simpáticos, los saludo. Y saludo a  los que jamás firmarían una columna a favor del poder que traiciona todos los principios históricos que son valores irrenunciables de los entrerrianos.
El periodismo entrerriano no nació para chupar las medias al poder, sea el poder expresado en los grupos económicos como el poder enquistado en los gobiernos amigos de las expresiones más denigrantes del neocolonialismo, y es el caso del gobierno actual.
(Ya lo dijo el poeta: al falluto no lo cuento porque ese no es entrerriano).
Esa colonialidad de los de arriba se expresa en su casamiento con los brazos del imperialismo, en la permanente denigración de valores regionales maravillosos, de tradiciones genuinas, en el vaciamiento de ámbitos de la cultura, en la rotura de lazos hondos de unidad, todo muy propio de poderes organizados para aplastar las culturas, para trabar los caminos naturales de la relación del hombre en su entorno y de los pueblos con los pueblos, es decir, organizaciones mafiosas que siembran división, ignorancia, atomización, para convertirse en imprescindibles y desde entonces hacer lo que mejor hacen: aumentar sus fortunas.
No nacimos para avalar dictaduras (que lo diga Wenner), ni democracias truchas (plutocracias) donde los temas importantes jamás se consultan, donde las asambleas son desalentadas, y en las que predomina el interés de los grupos de poder. Por eso no nacimos para lavar a Clarín ni nacimos para ponerle el hombro a los Menem, a los De la Rúa, a los Kirchner, todos peones de las multinacionales pagados por nosotros, con los impuestos aplicados por una raza de ricos al pobrerío a la hora de comprar un kilo de arroz, increíble injusticia sostenida con uñas y dientes por la oligarquía en el gobierno; peones de las corporaciones como sus seguidores locales, todos responsables principales del estrago que están haciendo en nuestro territorio, en la biodiversidad, en la salud, en el trabajo, en la sociedad, en las expectativas.
Y si más o menos estamos avispados, no entraremos en paralogismos: no creemos que el enemigo de nuestro enemigo sea nuestro amigo, de ningún modo, pero además sabemos que entre ellos son “enemigos” de corto aliento, y con una unidad de fondo en el capitalismo extractivo colonial que les junta la cabeza a ellos y que atropella a nuestros pueblos.
Agradecido, pues, por el saludo que me envían por el Día del Periodista, he querido retribuir con un gesto similar.
Basta de farsa, basta de presentar como “potable” a la oligarquía aliada a Monsanto, a Walmart, a la Barrick y a otras diez multinacionales, basta de lavar a esa porquería. Los periodistas no nos tragamos el verso, el doble discurso es para los giles no para los que abrazamos este oficio con responsabilidad.
Si una profesión debe denunciar el doble discurso, el atropello, la propaganda engañosa pagada con plata del pueblo (vicio insoportable del actual gobierno farsante y de otros grupos mafiosos); si un oficio debe denunciar las arbitrariedades del poder político, toda esta inmundicia, la compra de medios masivos por particulares del gobierno que le roban la plata al pueblo pero ponen las escrituras a nombre propio; si un oficio debe denunciar los aprietes, el manejo arbitrario con la pauta oficial que es moneda corriente en este país y en esta provincia (y eso también es corrupción); si alguien debe acompañar toda lucha necesaria contra la concentración de la propiedad de los medios, contra todo tipo de injerencia del poder corrupto en los medios, esos somos los periodistas.

Saludo a todos, entonces, con la expectativa de saber que vamos logrando tomar conciencia de que los chupamedias de Clarín, los chupamedias de Menem, los chupamedias de los Kirchner, los chupamedias de la Sociedad Rural, los chupamedias de la UIA, están en las antípodas de nuestros principios. Que los chupamedias de Página 12, los chupamedias de La Nación, los chupamedias de las multinacionales y los bancos que promocionan en sus medios (es decir, que los bancan), los chupamedias de los cien corruptos a toda prueba que están asolando al país, no tienen cabida en este Día del Periodista, son los que atacan a diario los derechos del pueblo a informarse, a enterarse por múltiples vías, a preguntar y encontrar respuestas cuando de temas comunes se trata.
Los que llevan la genuflexión en su ADN, son vomitados por la tradición honrada del periodismo entrerriano que supo hacer frente a las peores calamidades, como por ejemplo a la guerra de la oligaquía y el imperialismo al Paraguay, y el periodismo que entregó la vida en tiempos violentos.
Si hubo periodistas que dieron su esfuerzo, su tiempo, su vida en la lucha por la verdad, contra los atropellos en los peores momentos del país, nosotros somos sus herederos y no vamos a convertirnos en permeables y elásticos frente a las arbitrariedades tan en boga. No tenemos derecho.
Por supuesto, los que se opusieron al poder corrupto, oligarca, querendón con la diplomacia del imperio, fueron históricamente denostados por el establishment, sepultados por los cagatintas del poder. Fueron agraviados, se ganaron todos los motes negativos habidos y por haber.
Ese es el destino de los que se le animan al poder, pero no son pocos los entrerrianos, las mujeres y los hombres, que desde el periodismo (como desde otros oficios) se cagan en los maltratos y las calumnias y siguen con la cabeza en alto. Entrerrianos nativos o adoptados, lo mismo. Hacen lo que deben hacer, así de sencillo, sin esperar aplausos.
Están en medios alternativos, buscan las rendijas en todos lados, pocas veces reciben un Feliz Día aunque el oficio del periodismo les lleve horas y horas de trabajo mal pago, muchas veces en forma gratuita, por amor a la verdad.
Los hay que han dado su vida entera para denunciar a los responsables de los principales hechos de corrupción, sea en la política, la economía, los profesionales, la justicia, la iglesia, y han abierto espacios para interpretar y señalar el sistema opresor.
Sabemos de periodistas de primera que ni siquiera son reconocidos como tales, ¡y hay cada farsante con máscara!
No pocos hacen esfuerzos también para, en el lugar que están, a veces con algún cargo, abrir rendijas, dejar que entre aire, y ese es un valor también. No es justo meter a todos en la misma bolsa, en este día debemos exprimir nuestra capacidad de discernimiento y saludar esos gestos que dan un lugarcito para que luego cada cual haga su esfuerzo o desarrolle su talento, lo aproveche.
Saludo a los que sí pueden saludar con orgullo paisano a sus hijos, a sus amigos, en este Día del Periodista. Los demás se ocuparán de escribir parrafitos lisonjeros que, antes de difundir, pasarán por sus jefes de los grandes grupos y las corporaciones para el visto bueno, o serán colados por sus jefes del gobierno, allí donde medran. Y siempre tendrán alguna seña al poder, alguna venia. Lo que significa, lisa y llanamente, cagarse en el periodismo.

Así están las cosas, no es una guerra, los periodistas están haciendo lo suyo y no están solos. Están tratando de ejercer el periodismo en condiciones malas y empeorando, pero son porfiados, no los barrerá el primer vientito, y menos los barrerán esos que llegan al poder y se creen allí dueños y señores. ¡Estúpidos! ¿Cuánto les va a durar el copete alzado?
Los difusores del poder de turno y de los grupos concentrados (es decir, del mismo capital colonialista), esos cagatintas buscan esconderse, y para eso se colocan caretas de periodistas, para lucrar con el esfuerzo ajeno, para libar de un prestigio que el oficio da pero que ellos carcomen cada día desde su parasitismo.
¡Salud, salud en este Día a los periodistas con la frente en alto!
En este Día del Periodista, cómanles el sanguchito, tómenles el vino, y rindan homenaje silencioso a José Hernández, a Olegario Andrade, a Evaristo Carriego, a los que dieron todo para denunciar el genocidio al Paraguay. Silencioso homenaje a Alberto Larroque, Alejo Peyret, Rodolfo Walsh, Atahualpa Yupanqui, Salvadora Medina Onrubia, Fermín Chávez, Beatriz Bosch, Ángel Borda; a Marcelino Román, Amaro Villanueva, Alberto Gerchunoff, Antonio Ciapuscio, María Esther de Miguel; a Tito Paoletti (nos llegan las mentas a través de Alfieri), a Juan Balsechi y Tilo Wenner que no eran mancos para atacar al sistema y estoy citando de memoria, cuántos se nos escapan, claro, pero con estos antecedentes, y la base de siglos de resistencia de nuestros hermanos a la invasión, ¿cómo callar los atropellos de hoy?
Si fueron periodistas varios de los mártires que recordamos cada Primero de Mayo en el Día del Trabajador, ¿cómo ejercer este digno oficio si no es con dignidad? ¿Cómo ejercerlo, si no es colocándonos en nuestro sitio de trabajadores, lejos de contubernios políticos y empresarios de allá arriba, enemigos declarados de los trabajadores?
Un periodista entrerriano tiene que arraigar en los miles de año de historia de este pueblo que no se rinde, que no tranza, y por eso debe ser muy mal visto por los sectores de poder alineados al colonialismo. No hay vueltas. No hay formas de estar con el capital financiero usurero, con las multinacionales y sus gobiernos aliados, y ejercer el periodismo. O una cosa o la otra.
Un periodista debe saber que está en una tierra arrasada por el capitalismo colonial extractivo y que los daños se muestran en pequeñas cosas, en el barrio, en el campo, en una oficina, en grupos de gente “bien”… el periodista siempre debe encontrar una rendija por donde denunciar esta estructura perversa, en lo más grande, en lo pequeño, sin perder de vista la dimensión grave del contexto; es decir, denunciar un sistema que lleva ya varios siglos y que hoy, a pesar de los discursitos de ocasión, se consolida y profundiza.
Periodista que negocia con Monsanto, con Walmart, con las multinacionales, directa o indirectamente, que negocia con los usureros y sus amigos (en gremios, en el poder estatal, etc), no está haciendo otra cosa que medrar con el prestigio ajeno. Es decir, no es periodista. Obvio.

Y bien, ¡salud, compañeros ignorados, compañeros empobrecidos en lo económico y enriquecidos en la dignidad!
Los saludo agradecido, por la compañía. Y agradecido también con los miles y miles que nos alientan, que no ignoran sus derechos a la información y reconocen el trabajo genuino y sincero, aún con errores pero honesto, e incluso con talento a veces. Y agradecido con los profesores y maestros que tantas veces, rompiendo con la burocracia y la desidia, nos abren el panorama, sea en la universidad, sea en la redacción, sea en reuniones de amigos. Hoy debemos decirles que ninguno de sus hondos mensajes cae en saco roto.
Por las dudas aclaro que no represento a nadie. Sólo levanto un mate amargo por la gran rueda de mate que nos expresa, aún a la distancia, y en la que decimos y diremos nuestros silencios, en esta hora de tanto ruido, hora de los farsantes.
Nuestros silencios, compañeros, silencios que nos llevan primero a los hijos de los periodistas desocupados a veces, atormentados otras veces por cumplir con un oficio y alumbrarnos en eso un sendero.
Cuando veamos desde la distancia estos esfuerzos podremos saludarnos, con la certeza de haber cumplido con un deber, nada más, y que la tierra nos trague.

¡Salud! Tirso.


sábado, 23 de febrero de 2013

Documento multisectorial en homenaje a la Batalla del Espinillo


Vecinos de la región nos autoconvocamos a orillas del arroyo Espinillo en esta jornada lluviosa para rendir homenaje a nuestros héroes que dieron su esfuerzo y hasta su vida al servicio de la independencia y el federalismo en la Batalla del Espinillo el 22 de febrero de 1814, hace 199 años.
Aquí nació la región autónoma de Entre Ríos, no con voluntad separatista sino con visión confederal, de unidad profunda entre los pueblos de Sudamérica bajo el lema “naide es más que naide”. Aquí están nuestras raíces locales para compartir con los pueblos del mundo.
Aquí se expresaron las convicciones federales en todo su esplendor, aquí floreció la conciencia de unidad de los pueblos desde el pie, y se trazaron las grandes líneas de la emancipación.
Fueron  mujeres y hombres humildes los que nos marcaron el rumbo. El carrero, el hachero, la lavandera, los artesanos; los mismos que habían resistido por siglos la invasión; los mismos que cultivaban el maíz, los mismos que trabajaban con los animales; madres, padres, hermanos, jovencitos muchos de ellos. Y un día debieron dar su vida para enfrentar el atropello y preservar a la vez nuestras culturas milenarias, nuestro sencillo y complejo modo de ser.
Y aquí venimos hoy, como lo hacemos cada año, a renovar nuestros compromisos con las raíces.
En aquel verano de 1814 nuestros antecesores ya tenían claro lo que se venía, porque habían dictado las Instrucciones del año XIII, bases de la revolución federal inconclusa que nos inspira, y esas Instrucciones habían sido rechazadas con el rechazo a la diputación oriental en la metrópolis. El poder de Buenos Aires ya se pintaba solo.
La oligarquía porteña peleaba por mantener a cualquier precio los privilegios de la capital de la colonia.
Luchábamos por la independencia, por la división de poderes, por las autonomías regionales, por la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable, ¡qué principios, compañeros! Y por sacarnos el lastre de la metrópolis porque en las Instrucciones del año XIII había también un artículo 19 que decía “Que precisa e indispensable sea fuera de Buenos Aires donde reside el sitio del Gobierno de las Provincias Unidas”.

Amigos, compañeros: el 22 de febrero es una fecha clave para los pueblos del litoral, para los pueblos del sur del continente.
Alrededor de la batalla del Espinillo que reunió a orientales y entrerrianos contra la invasión de Buenos Aires, los pueblos de la región promovieron su emblema propio con la banda roja en homenaje a la sangre derramada.
La sangre derramada por nuestros pueblos en siglos de resistencia a la invasión.
No miremos al bronce, miremos a nuestros hermanos de carne y hueso, que dejaron de lado sus necesidades y urgencias personales o sectoriales para ponerse al servicio de causas imperecederas que simboliza de modo admirable la banda roja, plena de verdades originarias, federales y obreras.
Unidad, lucha, amor, igualdad ¡qué más le vamos a pedir al emblema federal!
Pocos meses después de la Batalla del Espinillo se plantaron hitos. La autonomía entrerriana es uno, y otro es el Reglamento de tierras que dio suertes de estancia a negros, indios, gauchos, viudas. La tierra debía salir de los malos europeos y los peores americanos… ¿No estamos ante verdaderos mandatos para nosotros, para los habitantes del siglo XXI?

División de poderes y no monarquía, federalismo y no poder unitario continuista, asamblea del pueblo y jamás oligarquía ni plutocracia (gobierno de los ricos).
Aquella revolución bregó por la incorporación de los pueblos con privilegio sólo para los más infelices, y por el trato de igual a igual entre criollos, gauchos, indios, negros, paisanos del interior profundo.
Ese es nuestro estado natural.
La revolución federal defendió la unidad de los pueblos contra la balcanización, esa dispersión que tanto impulsa el sistema colonial bien aceitado por las intrigas de la diplomacia británica de ayer y de hoy.
Faltaba la determinación contra el régimen de esclavos pero se abría una brecha desde el pie con enormes perspectivas para los humildes.

La cosa estaba y está muy clara con la revolución artiguista que se manifestó a pleno en este paisaje de ensueño.
Amigos, compañeros, compañeras: frente a estos legados no podemos ignorar que hoy en Entre Ríos y en el país gobierna la contra revolución, y ésta es una fecha clave para denunciarla.
No lo decimos como un lamento, lo decimos para ser conscientes del estado de las cosas.
Los que ayer se arrodillaban ante el rey de España hoy se arrodillan ante las multinacionales cuyo paradigma está en Monsanto y la Barrick Gold, y ante el poder militar y político que las respaldan. Entre Ríos apesta de multinacionales. Tanto la Casa Rosada como la Casa Gris tienen las puertas abiertas a los grupos de poder multinacional y a sus socios locales, como cerradas a los trabajadores y campesinos.
Pero la sabiduría de nuestros pueblos del Abya Yala es milenaria y sabrá imponerse frente a  los gatopardistas que cambian sus discursos para que nada cambie, y trabajan afanosamente del lado del invasor. La mentira tiene patas cortas.
Como títere y socio gerente a la vez de los grupos económicos concentrados y las multinacionales, el poder político promueve la tenencia y el uso de la tierra para pocos, para terratenientes y pooles, y el resultado está a la vista: nuestro territorio, en vez de albergar la algarabía de los gurises se ha convertido en una cancha de negocios a gran escala.
Y todo desde una política extractivista y contaminante que en corto plazo nos sepultará.
El poder político es carne y uña con los pooles de la especulación que están destruyendo la biodiversidad, saqueando a nuestro suelo.
Así es que hoy padecemos una constante agresión desde el poder económico y político contra los preceptos de la Liga de los Pueblos Libres que van en línea con la filosofía del Abya Yala.
En este sistema comprobamos cómo el poder financiero y sus satélites pasan sus máquinas de la especulación sobre la tierra para saquearla, y destruyen lo que ven a su paso.
Necesitados de una credibilidad que perdieron hace mucho, algunos gobernantes se vieron tentados por el prestigio de José Artigas y su pueblo, y empezaron a vestirse con un ropaje que les chinguea.
Hoy, de frente a nuestros muertos en el Espinillo, les gritamos a esos gobernantes y a sus empresarios aliados: ¡basta de farsa, basta de farsantes!
Su cara propaganda y sus cosméticos no bastarán para confundir a los pueblos. La ingeniería de su relato mentiroso no podrá contra la sencillez de la verdad.

Si en la Batalla del Espinillo cobró vida el sistema federal, es decir, la unidad sin destruir los procesos culturales de las regiones, hoy venimos a inclinarnos ante nuestros hermanos que dieron la vida por esos ideales y lo hacemos en momentos en que el federalismo es pisoteado.
Nos inclinamos ante los mártires, para señalar a gobernadores provinciales constituidos en meros capataces del poder concentrado que es enemigo de la unidad y de la equidad.
La destrucción del federalismo, aún con relatos retorcidos que intentan ocultarla, es un escalón en la vía de la balcanización.
Los que se burlan de la bandera federal son principales responsables por obedecer el mandato de la desintegración, es decir: le hacen el favor al poder imperialista que nos quiere divididos y maniatados.
Una camarilla de dirigentes inescrupulosos grita Artigas y practica Rivadavia. Grita Artigas y practica Mitre, practica Roca. Dice Latinoamérica y le hace el juego a la diplomacia colonial.
Otros, y no sabemos qué es peor, ni siquiera recuerdan la revolución artiguista y sus raíces antiguas, la tratan con indiferencia, lo cual equivale a allanarse a la historia oficial mentirosa, sin beneficio de inventario.
Vemos con inquietud cómo un séquito de seudo historiadores porteñistas se prestan al engaño, con una modalidad muy clara: mientras subrayan valores ciertos de ayer y de siempre, se abrazan a los farsantes de hoy. Entonces tergiversan, embarran, desvían, validos de una propaganda que pagamos todos.
Pero, compañeros, todos estamos a tiempo de cambiar hacia la verdad que emana de nuestro suelo, y por eso este documento.
Ante la ausencia de correspondencia entre la ancha bandera de la banda roja y los intereses mezquinos de los gobernantes, levantamos nuestra bandera sin dueños, para que no la tengan de rehén, para que recobre su luz con la legitimidad de los trabajadores.
Amigos, compañeros, una rueda de mate en el sitio de la Batalla del Espinillo nos llama a la reflexión, a la sinceridad más profunda. Nadie puede servir a las multinacionales del comercio como los hipermercados y llamarse artiguista. Es una afrenta, sino un mal chiste.
Nadie puede servir a los pooles de la especulación, a las grandes exportadoras e importadoras, a las firmas adueñadas de las patentes, a las proveedoras de insumos, sin ofender a los héroes del Espinillo.
Ni tienen derecho a pagar deudas fraudulentas sin investigarlas como deben, hasta las últimas consecuencias, porque en esos pagos multimillonarios a sus socios se va la salud, el alimento y la tranquilidad de las familias nuestras.
No hay derecho a servir a los monopolios y oligopolios del transporte y la patria contratista, a las megamineras y a los campeones del glifosato y los transgénicos bien patentados que hacen estratos en la región y quieren manipular la llave de la vida y la muerte.
Nadie puede servir a los invasores que desembarcaron para envenenarnos, saquearnos y desterrarnos, y a la vez nombrar a nuestros héroes. ¡Los están ensuciando!
No, hermanos: no hay derecho a pronunciar la palabra Artigas y promover la fractura hidráulica para el extractivismo colonial, poniendo en riesgo el agua, la biodiversidad, la vida. El poder que aquí es sinónimo de fracking quiere medrar con la historia como está medrando con las multinacionales.
Y se excusa en la necesidad energética cuando esta región inundó decenas de miles de hectáreas ya en Salto Grande, y algunos departamentos vecinos de la empresa hidroeléctrica desde entonces no hacen más que expulsar a sus hijos por falta de oportunidades de trabajo.
La memoria de los entrerrianos que lucharon junto a los orientales, santafesinos, correntinos, misioneros y cordobeses; la memoria del gaucho, el africano, el charrúa, el guaraní, el chaná y tantos migrantes que dieron su sangre aquí, está siendo estafada por el mismo poder que desde hace años sirve a los ricos del mundo, a los ricos de aquí y de allá, y hoy lo hace de una manera irritante también por el engaño con que maquilla sus discursos.

Amigos, vecinos, compañeros: Artigas Vuelve. Es una gran noticia para los pueblos.
Pero Artigas vuelve por el otro lado, y es una pésima noticia para los farsantes.
Entre el imperialismo y la independencia y la dignidad del pueblo, no puede haber dudas.
A los que insisten con este modelo de concentración y extractivismo en sociedad con las corporaciones y las multinacionales ya les caerá el juicio de la historia.
No tienen opciones: o pegan un viraje de 180 grados, o dejan en paz a Artigas, es decir, dejan de toquetear los tesoros del pueblo.
Hoy nos comprometemos ante los huesos de nuestros mártires a resistir el atropello y seguir caminando por la ancha alameda que van trazando los pueblos en esta tierra desde hace miles de años.
Hermanos: las antiguas y siempre vigentes sabidurías de este litoral nos llaman a vivir en la naturaleza, sin adueñarnos, sin creernos reyes, sin derecho a romper el complejo equilibrio del planeta.

En el segundo centenario de las Instrucciones del año XIII, estamos organizando un encuentro en Paraná que realizaremos el jueves 18 de abril de este año. Será una jornada americanista desde la unidad y la independencia que llevamos en germen y cultivamos por distintas vías los pueblos del Abya Yala.
Con la mirada en el Espinillo, con la energía que nos carga la entrega sin medidas de aquellos americanos, invitamos entonces a todos los vecinos a esa celebración de identidad y conciencia que preparamos para el próximo otoño.
Será una forma también de resistir al vendaval volviendo a las fuentes.

Amigos, compañeros: ¡Sí al Espinillo, sí a las Instrucciones del XIII!
Decimos sí a la “roja veta diagonal que sangra", como escribió Juan Zorrilla de San Martín. Sí a la rica y compleja historia, historia milenaria y viva de este suelo.
¡No a la farsa, no a la contrarrevolución enmascarada, no a los reaccionarios atornillados al poder!
Que viva Artigas, que viva la escuela pública alzada contra la historia oficial, que viva la revolución desde el pie.
Que viva el federalismo porque es dignidad y solidaridad y es garantía de unidad y liberación.
Que viva la unidad entrerriano oriental por encima y por debajo de las fronteras impuestas por la diplomacia enemiga; que viva la confederación de pueblos del Abya Yala, y que viva el reparto de la tierra para la producción sustentable y el arraigo.
Que vivan la mujer y el hombre en armonía con la naturaleza, y conscientes de los vicios del pretendido sistema único. Que vivan los jóvenes de nuestros barrios y nuestras zonas rurales regadas de taperas; las chicas y los muchachos que con austeridad y esfuerzo sabrán revertir la tendencia actual del poder que quiere enredarlos y abortar sus sueños con el entretenimiento banal, la droga, el farandulismo y el sistema clientelar.
Que viva Guazurarí, que viva Ansina, que viva Artigas, que vivan Juana Azurduy, María Remedios del Valle, Micaela Bastidas.
Que vivan los valientes gauchos entrerrianos y orientales, mujeres y hombres que hace 199 años tomaron conciencia de las patrañas del sistema y resistieron la invasión a punta de lanza, en las orillas de nuestro hermoso arroyo Espinillo.
Compañeros: Artigas vuelve porque Artigas nunca se fue de nuestros corazones. Vuelve con la serenidad, con la música de lo auténtico. Y vuelve con las luchas de los pueblos, y con el conocimiento de lo que verdaderamente somos los pueblos del litoral y del Abya Yala.

A la vera del arroyo Espinillo, departamento Paraná, en un lluvioso 20 de Febrero de 2013.

Regional Entre Ríos de la CTA (CE Paraná, Concepción del Uruguay, Villaguay, Federación)
Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos - Seccional Paraná
Foro Artiguista Entrerriano
Corriente Clasista y Combativa
Programa de Extensión "Por una nueva economía, humana y sustentable" de la Fac. de Cs. de la Educación de la UNER.
Vecinos autoconvocados
Junta Americana por los Pueblos Libres
Mingaché

lunes, 7 de enero de 2013

Declaración en defensa del maíz y la vida


A 180 años de la usurpación británica/europea de las Islas Malvinas del Abya Yala, 
y a 200 años de las Instrucciones artiguistas del año XIII

Las organizaciones y las personas particulares que firmamos al pie resolvemos de común acuerdo convocar a los pueblos y sus instituciones a:
1-Declarar al maíz (Zea mays) semilla venerable e inviolable de Abya Yala y el planeta, alimento sustancial de la especie humana.
2-Desconocer toda patente privada o propiedad intelectual sobre la semilla o la planta del maíz.
3-Luchar contra toda norma o proyecto que condicione la libertad individual, familiar y colectiva en la siembra del maíz, que ponga en riesgo sus extraordinarias condiciones alimenticias o atente contra las variedades.
4-Impugnar el uso de granos de maíz para combustibles e impulsar todas las acciones tendientes a facilitar el cultivo del maíz en forma sustentable y el uso de sus derivados en la lucha contra el hambre.
5-Exigir a las autoridades nacionales, provinciales y locales que las personas, empresas o estados que hayan producido mutaciones genéticas en el maíz sean impedidos de usar la palabra maíz o cualquier otro nombre vulgar del maíz en sus variedades y estados. Esto, hasta tanto los transgénicos sean erradicados de nuestros territorios. También, mientras tanto, exigir el etiquetado y pintado de OGM (organismos genéticamente modificados) derivados del maíz no aptos para el consumo alimentario humano, para aventar cualquier posibilidad de adulteración o confusión; como el etiquetado de todo producto transgénico que se introduzca en nuestras dietas cotidianas, por el derecho de los pueblos a estar informados.
(Algunos nombres vulgares: choclo, elote, mazorca, abatí, altoverde, borona, canguil, capiá, caucha, cuatequil, malajo, mijo turquesco, millo, zara, panizo de Indias, cabellos de elote, vellitos de elote, pelos de elote, abaté, avatí, guate etc.).
6-Atacar por fraude comercial el argumento engañoso de “equivalencia sustancial” entre las variedades del maíz y los transgénicos, porque sus efectos sobre la vida no son los mismos, y en algunos casos están en las antípodas.
7-Determinar si la manipulación genética del maíz debe ser declarada delito de lesa humanidad, como se impone por los estragos que puede acarrear al mundo. Hacerlo desde elementales principios precautorios.
8-Repudiar la producción de semillas estériles (como la anunciada tecnología Terminator) por las catastróficas consecuencias que puede provocar en la biología y la economía; y analizar la necesidad de aplicación de penas graves a los responsables de contaminación de variedades con semillas OGM (organismos genéticamente modificados) en cualquier parte del mundo, en especial en los territorios del Abya Yala, cuna del maíz.
9-Promover el cultivo sustentable del maíz y la investigación para garantizar la diversidad en variedades, mejorados, híbridos, considerando los distintos usos, climas, suelos, latitudes y épocas, y a la vez asegurar el alimento sano para todos; intercambiar y cultivar las distintas variedades con acciones colectivas, redes y bancos de datos, y repudiar la presencia de transgénicos con actitud personal y grupal. Desvivirnos por mantener las semillas originales, maravillosa herencia sin dueños y con fines alimentarios. Prestar atención a nuestras propias experiencias y no poner confianza ciega en la técnica moderna.
10-Defender y promover la diversidad biológica, y resistir los planes que generan riesgos gravísimos sobre la salud del ambiente y de la especie humana, sobre la alimentación de las distintas especies, y sobre los más hondos y reconocidos derechos biológicos y culturales. Defender la libertad del hombre y de la semilla misma y los derechos de los seres que consumen y producen maíz, y combatir toda acción que tienda a crear o sostener monopolios u oligopolios en la producción y la comercialización.
11-Denunciar a toda persona, empresa o institución, pública o privada, que pretendan manipular genéticamente el maíz aplicando tecnología para obtener Organismos Genéticamente Modificados –OGM- (lo que debe diferenciarse claramente de las antiguas y recientes hibridaciones), o que quieran aplicar mutaciones que impliquen la apropiación de las semillas y de su genética y generen riesgos innecesarios; y demandar a las firmas por la apropiación y puesta en riesgo de decenas de miles de genes.
12-Estudiar el modo de expulsar de nuestros territorios a las empresas que realicen manipulación genética del maíz o que monopolicen la comercialización del maíz, y las corporaciones que pidan o faciliten la manipulación genética o el acaparamiento de patentes sobre las semillas del maíz, o cualquier otra, o que impidan su libre siembra y cosecha.
13-Prohibir la apropiación genética por particulares, prohibir el monopolio o el oligopolio de las semillas, y asegurar la propiedad social de los germoplasmas para garantizar el principio de libertad, aún en conciencia de que el maíz no es patrimonio de la humanidad sino del mundo.
14-Desarrollar programas propios, soberanos, sustentables, sin manipulación genética; asegurar la calidad del suelo y mejorarla, evitando técnicas que agudizan la erosión y degradación y exigiendo las rotaciones necesarias, advertidos de los males del extractivismo de minerales; luchar por la preservación de las especies, proteger al extremo a las especies polinizadoras (como las abejas); sostener la soberanía alimentaria y la producción de alimentos y no de mercancías, con uso altamente eficiente y austero de energía renovable, con participación de campesinos (las mujeres y los hombres que trabajan la tierra, sin distinciones) y consumidores, y con la exclusión lisa y llana del capital financiero especulativo que todo lo distorsiona.
15-Tomar conciencia de que estos principios se extienden a todas las semillas sin excepción, pero hacemos hincapié en el maíz por razones de historia y cultura del Abya Yala, y de oportunidad, dada la guerra desatada por las multinacionales (amparadas en el poder financiero que las respalda y el poder militar de sus estados) contra la libertad de nuestros pueblos en el uso de un alimento esencial al que todos los seres vivos, sin ninguna excepción, tenemos derecho (desde el derecho a agradecer al maíz sus servicios). Subrayar que el avance de la conciencia sobre el maíz y su divulgación por medios masivos, escuelas, centros culturales, gremios y diversas entidades, servirá de tracción para la liberación de todas las semillas y la soberanía alimentaria.
16-Reconocer que la manipulación genética del maíz y toda la tecnología comercializada a su alrededor es un aspecto del sistema colonial extractivista que ataca hoy también con la megaminería a cielo abierto, la fractura hidráulica y otros sistemas y proyectos parecidos, con graves efectos contaminantes en el agua, el aire y la vida.
17-Remarcar el derecho de los pueblos a defenderse contra la codicia (principalmente del capital financiero) que está acelerando el camino a la destrucción de los alimentos y la vida, y reconocer el necesario compromiso de los pueblos para la superación del estado actual. Advertir que, en un peligrosísimo maridaje, los grupos de poder económico, político y militar, multinacional o local, quieren quedarse con la llave de la vida y la muerte, y los pueblos tenemos el derecho y la obligación de conocer, organizarnos, resistir y encontrar o crear modos propios.
18-Organizar en la región litoral, en la Mesopotamia y en Entre Ríos más específicamente, dadas sus condiciones naturales y otras razones, o en otras regiones, Zonas o Regiones libres de transgénicos y otras contaminaciones, para asegurar la naturaleza de las semillas, sean exóticas o silvestres, incluso con bancos de germoplasmas. Observar que, cuando tomemos conciencia de los gravísimos problemas generados por algunos hombres hoy poderosos y cuando los temibles efectos que deben esperarse del actual sistema ya sean inocultables, esos reservorios de diversidad biológica permitirán extender y recuperar las condiciones naturales.
19-Tomar conciencia de que enfrentamos una secuencia técnica, económica, social y cultural, que involucra a los transgénicos, los agrotóxicos, el capital financiero, la expulsión de campesinos, el consumo desmedido de energía y la naturalización del consumismo como necesario y único camino. Y considerar que estamos ante emergentes, es decir, consecuencias de un régimen capitalista con creciente exigencia de energía y más concentración económica y uniformidad; un régimen capitalista que se está comiendo el planeta, de modo que la conciencia ambiental es central, pero no excluyente, para superar este sistema perverso.
20-Analizar esta problemática no desde el productivismo o con una mirada muy focalizada, sino desde las antiguas y siempre vigentes sabidurías y cosmovisiones que nos devuelven a la armonía de la especie humana en la naturaleza, donde la tierra no es del hombre sino el hombre de la tierra, donde todos nos hacemos un alto compromiso con la alimentación sana de todos y para ello ofrecemos nuestros esfuerzos y nuestra solidaridad; y donde nos sacudimos el peligro del cientificismo que hoy interviene en forma irresponsable y toquetea con soberbia una complejidad natural que no conoce, para poner sus falsas certezas al servicio del sistema financiero imperante. Estudiar el caso del maíz, como el de todas las semillas, desde una perspectiva integral, observando las múltiples interacciones de la naturaleza y la cultura. Y constituir una Mesa del maíz, para estudiar a fondo la problemática, con las experiencias de los países de Abya Yala y debatir sobre los alimentos.

FUNDAMENTOS
Hemos redactado esta Declaración teniendo en cuenta:
Que el maíz (Zea mays), originario del Abya Yala (nuestro continente mal llamado América), es considerado el alimento humano por excelencia.
Que su nombre es una voz originaria de pueblos antiguos de este continente, y está identificado con la alimentación sana, abundante, natural, accesible, con mano de obra campesina.
Que se conocen trazas del maíz como alimento humano cultivado desde hace más de 6.000 años en el Abya Yala.
Que hay pruebas del aporte humano en distintas épocas para que el maíz sirva a la alimentación de animales y humanos.
Que ninguna nación del Abya Yala, ningún pueblo, ninguna familia, ninguna persona, de las muchas que cultivaron el maíz e hicieron esfuerzos para que el maíz nos siga acompañando en la actualidad han pedido recompensa, o han patentado la semilla, sino que, por el contrario, todos, durante miles de años, colaboraron en forma colectiva y compartieron la semilla, los conocimientos en torno de este vegetal y los ofrecieron al planeta entero sin pedir a cambio ningún derecho especial y menos arrogarse la propiedad excluyente de la semilla.
Que esto de la apropiación es un efecto del capitalismo, que en el caso de las patentes sobre los genes ya muestra una de sus peores armas destructivas.
Que los estudiosos aportan versiones distintas sobre el origen del maíz y sus variedades, pero todos coinciden en que su cuna es el Abya Yala, sea más al norte o más al sur, de modo que ha sido fuente de vida no en una sino en muchas culturas de esta tierra, y se fue convirtiendo en vastas regiones del continente en inspiración y sustento cosmovisional y mítico, de la identidad de los pueblos productores.
Que no puede atribuirse a ningún ser humano, a ninguna corporación, a ningún estado remoto o contemporáneo la creación del maíz y por lo tanto es inconcebible reconocer título de propiedad sobre la genética del maíz, en cualquiera de sus variedades. La introducción de un gen en miles, para quedarse con todos, es un caso claro de usura que debe ser repudiado y condenado.
Que el maíz forma parte también de la cultura en general de Abya Yala, el arte y las creencias de nuestros pueblos y que de una u otra manera las culturas y los pueblos del Abya Yala y del mundo expresan su agradecimiento y su amor por este maravilloso vegetal.
Y hemos considerado:
Que poderosos grupos transnacionales decidieron apropiarse del maíz, con la introducción de mutaciones genéticas artificiales.
Que esos grupos se aprovechan de sus ventajas financieras y militares para presionar a las culturas del mundo y a los estados, convertidos en muchos casos en subordinados de las multinacionales contra los derechos de los pueblos.
Que también en muchos casos, basados en el modelo colonial que se resiste a morir, esos grupos se quedaron (mediante diversas estrategias) con los resultados de investigaciones realizadas por organizaciones estatales, con logros científicos, recursos y fondos del pueblo.
Que mientras el maíz es fuente milenaria de alimentación sana, exquisita, nutritiva como pocas (rica en carbohidratos, proteínas, grasas y minerales), los cambios genéticos dan un vegetal manoseado que está en las antípodas del maíz y por eso no debe darse a ese engendro el nombre maíz. Además de variar en forma negativa hasta el gusto natural del maíz (por distintas razones), el engendro está denunciado por enfermar a la especie humana, incluso con experiencias que deben atenderse porque demostrarían  que el consumo de transgénicos produce el cáncer a las especies animales que los consumen.
Que la pulverización con agrotóxicos (bien ligada a los transgénicos) puede enfermar a los embriones (animales, humanos) y ser teratogénica (producir monstruos), ante lo cual se imponen los derechos derivados del principio precautorio.
Que las nuevas tecnologías para el cultivo de transgénicos contaminan el ambiente como pocos sistemas lo hacen, y ponen en riesgo a miles de especies vegetales y animales, entre ellas la humana, no sólo con los herbicidas, insecticidas y un sinnúmero de sustancias químicas sino por la sinergia de esos productos (se potencian unos a otros).
Que el productivismo de mercancías, en lugar de la producción de alimentos, conlleva exigencias desmedidas sobre el suelo, gastos desmedidos de energía no renovable (petroleodependencia, biocombustibles, etc.), concentración de la tenencia y el uso de la tierra; intrusión de capitales especulativos y de tecnología de punta que compiten con trabajadores rurales, pequeños y medianos productores que son víctimas de migración compulsiva  a centros urbanos para transformarse sólo en sujetos y objetos del consumismo, expulsados, desterrados.
Que estas políticas agresivas, cuyo móvil fundamental es el lucro desmedido con el falso argumento de ‘dar de comer a los más de mil millones que padecen hambre’… produce desestabilización en  la sociedad, flagrante pérdida de biodiversidad y daños irreversibles en los eco-sistemas y en la salud del hombre y demás especies. Aunque todo sea presentado con una pátina de progreso y ciencia, que busca desacreditar a los que alertan sobre los peligros de este sistema.
Que existen estudios que indican que los transgénicos no aumentan la producción, y sí aumentan la concentración de la actividad en pocas manos.
Que no existe ninguna razón para poner en riesgo la semilla, el suelo, el ambiente, la salud, que no sea la apropiación con fines de lucro, máxima ganancia y acaparamiento de bienes que, en realidad, le pertenecen a la humanidad como tal y ni siquiera eso, porque la tierra no es del hombre sino el hombre de la tierra. Por eso mismo no cabría declarar al maíz, por caso, patrimonio de la humanidad, ya que no lo es.
Que el maíz debe ser reconocido por sus atributos y en sus variedades como alimento de interés común, primero entre los derechos humanos a la alimentación y entre los derechos a la vida de todos en el Abya Yala y el mundo todo.
Que la preservación del maíz en todas sus variedades y propiedades naturales es una obligación de los pueblos y de sus instituciones en todos los tiempos; que su apropiación descarada  (al buen estilo de como hicieron los europeos desde 1492 con la humanidad y recursos de Abya Yala) por parte de grupos y grupúsculos  que detentan desproporcionado poder económico y bélico es ilegítima, y que el ataque a las maravillosas propiedades milenarias del maíz o la puesta en riesgo de sus condiciones deben ser considerados atentados contra la humanidad, el equilibrio del ambiente  y la biodiversidad.
Que la complejidad de la naturaleza, las influencias recíprocas de las especies en los distintos lugares y en distintas épocas, no pueden ser comprendidas en su real dimensión por la ciencia, de modo que no existe manera de conocer las consecuencias reales de la modificación genética de los organismos.
Que en algunos casos la ciencia ha determinado, dentro de sus limitaciones, que un OGM puede ser inocuo para la salud pero se desconocen los efectos de su hibridación con otros OGM, y de la cadena de efectos de los OGM sobre la naturaleza en general a mediano y largo plazo.
Que están comprobados los efectos nocivos de transgénicos sobre las abejas y otros polinizadores, sin hablar ya del uso desaprensivo de insecticidas, lo cual constituye una luz roja de alerta para la supervivencia de los insectos y de la vida toda en el planeta.
Que el sistema de riego masivo con herbicidas se ha convertido en un peligro grave para la biodiversidad y la humanidad, en todo el mundo, y principalmente en nuestros territorios del sur de Abya Yala.
Que el uso del suelo con agrotóxicos perpetúa un sistema extractivista a escala y presiona para la tala rasa, todo contrario al poblamiento y a la equidad demográfica y social con cuidado de la biodiversidad y de la sustentabilidad de la economía.
Que la soberanía de los pueblos sobre sus alimentos es un derecho humano esencial, como resistencia al avance uniformador y expoliador del imperialismo en sus distintas variantes; y que la especie humana debe velar por todo el ecosistema.
Que la defensa sin concesiones del maíz se convertirá en un punto para empezar a revertir el sistema de monopolios y engendros genéticos en todas las semillas sin excepción.
Que las inquietudes planteadas deben ser difundidas, estudiadas y debatidas en universidades, organizaciones ambientales e instituciones diversas, y pueden servir de base para los debates en torno de los transgénicos, las patentes sobre las semillas, la producción con agroquímicos a escala y la relación del hombre con la tierra y la biodiversidad.
Que el maíz es prenda de unidad y conciencia independentista de los pueblos de Abya Yala.

Entre Ríos, Argentina, enero de 2013.
Junta Americana por los Pueblos Libres –JAPL-
Asociación Gremial del Magisterio –Agmer- Seccionales Paraná y Federación
Programa de Extensión “Por una Nueva Economía Humana y Sustentable” FCEdu-Uner-
Foro Artiguista Entrerriano
Foro Ambiental Waj Mapu
Grupo de Reflexión Ambiental Mingaché

Andrés Petric, Juan José Rossi, Julio Majul, Luis Lafferriere, Marcelo Verzegnassi, Marcos Tonina, Mario Alarcón Muñiz, Oscar Milocco, Pedro Aguer, Ricardo Bazán, Santiago Fiorotto, Santiago García, Sergio Daniel Verzeñassi, Víctor Hugo Sartori, Abel Schaller, Alberto Dorati, Jorge Villanova, Mario Castaldo, Mario Daniel Villagra, Martha Bader, Mercedes Fiorotto, Oscar Barbosa, Antonio Tardelli, Carlos Natalio Ceruti, Carlos Weber, César Baudino, Daniel Tirso Fiorotto, Juan Antonio Vilar, Martín Barral, Fortunato Calderón Correa, Laura Peter, Mauricio Castaldo, Ignacio González Lowi, Martín Martínez, Fernando Iturriza, Aixa Boeykens, Philipp Tobías Edling… SIGUEN LAS FIRMAS